domingo, 9 de febrero de 2014

Albarracín enamora, el reencuentro con mis raíces, 2ª parte

Desde bien pequeñita que oigo decir en mi casa: Albarracín es precioso, Albarracín es pintoresco, que bonito es Albarracín, tienes que ir algun día a Albarracín...

Pues al fin conocí Albarracin, y es precioso.

El casco antiguo esta construido sobre las faldas de una montaña que esta rodeada por el río Guadalaviar, el paisaje y los alrededores son de belleza sin igual, donde fluyen los ríos Guadalaviar, Júcar, Tajo, Cabriel y Jiloca. El pueblo se caracteriza por sus calles empinadas y estrechas con vistas preciosas y rincones pintorescos, las casas son rojizas y aquellas que miran al río están colgadas en el peñón. Su conjunto histórico esta declarado como bien de interés cultural y es considerado monumento nacional desde 1961.

Localidad tranquila, visita obligada cuando paséis por la provincia de Teruel, es como un oasis en medio del desierto, pero de los de verdad.



Ríos, monte, casas rojizas y muchas historias en su interior.

Fue casualidad que por esas fechas el pueblo se preparaba y engalanaba para celebrar sus fiestas patronales, y así nos encontramos con que la plaza mayor del ayuntamiento se había convertido por unos días en una improvisada plaza de toros. Ahí tenéis al torero listo para salir al ruedo! jajaja.


Tradiciones y costumbres arraigadas.

Pues bien, que bonito y que ganas de volver, siempre me pasa lo mismo cuando conozco lugares como éste, me apasiona este tipo de turismo, pero el viaje tenía que continuar y nuestro siguiente destino fue Soria.

sábado, 8 de febrero de 2014

Con mi maleta: el reencuentro con mis raíces.

Quedaba poco para terminar el verano, cuando mi pareja me sorprendió hace cosa de un año y poco más, con unos días de fiesta (cosa rara rarísima que disponga de vacaciones) y con una escapadita "low cost" allí donde más me apeteciera. 


Con estos ingredientes en la coctelera y con lo bonita que es España, lo primero que me vino a la mente es ir en búsqueda de mis raíces, visitar tierras aragonesas y castellanas, puesto que hacía muchos años que había estado allí y casi ni las recordaba. Además, la ocasión bien lo merecía, mi 30 cumpleaños no se celebra todos los días y esta fue una forma diferente de estar "junto a los míos" y conocerlos un poquito más.

Tengo que decir también, sobretodo para aquellos que me conocen, que mi padre era catalán, y el catalán se casó con una aragonesa de pura cepa, pero sin embargo su apellido es más castellano que la morcilla, o que las torrijas, o la cecina, o la sopa de ajo, o las yemas de santa Teresa, o la mantequilla de Soria, o que las migas de pan, o...vale! ya paro, que al final va a parecer otro post de recetas...

En resumidas cuentas, que pusimos rumbo a Teruel y Soria, ahí van más cachitoschicosdemí:

Algunas imágenes tomadas de Teruel capital

Si señores, Teruel existe, y vaya si existe, es ideal para escapadas románticas, buen comer, calma y relax. En un solo día  visitamos las principales atracciones turísticas, y es que es una ciudad muy pequeña, en ello radica parte de su encanto, pero también tengo que decir que en éste collage que os he hecho con mis fotos, faltan muchos más rincones de la capital, como por ejemplo su catedral y el retablo gótico, las dos torres mudéjares (aquí sólo os ilustro con una), la plaza de toros, etc.



Alguna pregunta sobre alguna de las fotos? si, supongo que si, estaréis pensando: y la foto del descampado? pues si, me pareció muy llamativo puesto que una vez fuera de la capital poniendo rumbo a cualquier parte, encontramos la nada (esto nos parece curioso para aquellos que vivimos en las grandes aglomeraciones de la ciudad, pueblos apiñados, gente a cualquier hora del día, muchos coches, centros comerciales, polígonos, ruido y más ruido...).

Fuimos dirección Albarracín, pero que el paisaje no os engañe, al final del camino no caeréis por un precipicio y os perderéis en el vacío, tranquilos, cuando lleguéis a Albarracín alucinaréis con el contraste, porque de pronto aparecen árboles, ríos y vida! maravilloso...me encantan los contrastes. Así que lo dicho: buena comida, buena gente y buen ambiente, clima agradable y seco en verano (de agradecer para los que venimos de Barcelona, acostumbrados a veranos infernales de bochorno y humedad insufribles), fresquito por las noches, relax, para ir en pareja y mejor con vuestro coche para visitar los alrededores... pero ojo cosmopolitas! los alrededores no se distancian por un par de polígonos, mentalizar-os de que puedan pasar horas de pueblo habitado a pueblo habitado sin una triste gasolinera por el camino.

Dicho esto y sin olvidarme de mencionar que no pretendo ofender o ridiculizar a nadie ni a nada, insisto, todo este blog parte desde mi humilde experiencia y opinión, me quedan más cosas que contar-os sobre este viaje tan bonito a mis raíces que ya os contaré en otra ocasión, jeje, es tarde y esto es todo por hoy, to be continued...

Algo rápido y fácil para comer bién: Empanada de pisto con atún.

Buenos días, bon dia!

Me apetece explicar-os una recetilla de esas fáciles y resultonas que siempre bienen bien, para todos aquellos que van/vamos con prisas algunas veces.

La empanada: que fácil, que limpia, que rápida y que rica. Se puede rellenar de cualquier cosa, le pasa como al arroz, le pega todo, pero en esta ocasión, os describo una receta que tan solo lleva 3 ingredientes.

Ingredientes

Ingredientes para una empanada grande. Tiempo de preparación 5-10'. Tiempo de cocción 20' aprox. en función del horno.

-1 masa para empanada del supermercado, ya sea quebrada, también llamada brisa, o la específica para empanadas que también las hay.

-1 bolsa de pisto congelado (si, si, congelado para ir más rápido y tenerlo siempre a mano para otras recetas también). Yo cojo el de La Sirena, pero seguro que habrá en otros supermercados como Mercadona que den un resultado similar, pero vamos, el de La Sirena esta que te mueres....

-Atún en lata, que siempre solemos tener en la despensa.

-1 huevo batido para pintar la superficie (opcional).

Comenzamos

Pre calentamos el horno a 180º-185º. Sacamos la masa del envoltorio y cortamos un trozo de papel de horno a parte, con él cubriremos la masa que ya esta puesta encima de otro papel que ya nos viene dentro de su envase. Con un rodillo la extendemos un poco, de forma que quede uniforme.
La destapamos, la ponemos sobre el papel sulfurado que hemos cortado, y la del envase la desechamos.

En una sartén sin aceite y directamente congelado, ponemos el pisto a saltear. La cantidad varia según si lo que queréis es hacer una empanada en forma de media luna, o bien del tamaño de la masa, con lo cual, habrá que tener en cuenta antes de empezar, que necesitaremos otra masa para tapar la parte de arriba, así, el relleno de pisto y atún se extenderá por toda la masa dejando siempre un margen para poder sellarla luego. Sin embargo, si la forma final es de media luna, solo habrá que rellenar la mitad de la masa, para que con la otra mitad que no lleva ningún ingrediente, la podamos doblar y sellar por encima y así obtener la empanada.

Importante: a este pisto en concreto, si le añadimos aceite a la sartén, quedará muy aceitoso, lo digo por experiencia, ya que la masa brisa empapa dicho aceite, además del que ya sale por defecto del atún,  más el agua que suelta el pisto en la sartén al saltearlo, eso hará que el resultado final sea el de una empanada indigesta y aceitosa...así que mejor lo salteamos sin aceite, que el agua que suelte ya se encargará de que no se nos pegue.

Una vez salteado el pisto, lo repartimos por encima de la masa y le añadimos el atún (la cantidad también en función del gusto de cada uno, pero con una o dos latas pequeñas aproximadamente ya vendrá bien). Cogemos la otra mitad de la masa que tenemos sin ingredientes y la doblamos y cerramos con los dedos. Con un tenedor pinchamos la superficie para que pueda salir el vapor al hornearla y si lo que queremos es un resultado brillante y vistoso, con un huevo batido y un pincel la pintamos (ésto es opcional).

Ponemos la empanada en el horno, encima de la rejilla y a media altura, con el horno encendido arriba y abajo. Transcurridos unos 20' veremos que la empanada ya esta doradita, sino, la dejamos un poquito más, y cuando ya tenga buen color, la tenemos lista para disfrutar. Un consejo, aprovechad el calor residual al apagar el horno, que siempre viene bien para darle el punto final.  


EsmeSR.